EL DIEZMO HONESTO: COSA SAGRADA A JEHOVÁ
A menudo hablamos de darle el diezmo a Dios. Pero, ¿cómo darle a Dios lo que ya posee?
Lee Levítico 27:30 ( CB ) . ¿Qué dos aspectos importantes se mencionan en este versículo en cuanto al diezmo?
“El diezmo pertenece al Señor y por ende es santo. No se santifica mediante un voto o un acto de consagración. Simplemente es santo por su misma naturaleza; pertenece al Señor. Nadie, excepto Dios, tiene derecho a él. Nadie puede consagrarlo al Señor, porque el diezmo nunca es parte de la propiedad de una persona” (Á. M. Rodríguez, Stewardship Roots [Raíces de mayordomía], p. 52).
Nosotros no santificamos el diezmo; Dios lo hace de oficio. Tiene ese derecho.
Como mayordomos, le devolvemos lo que es suyo. El diezmo está dedicado a Dios para una tarea específica. Retenerlo para cualquier otro uso es deshonesto. Nunca debe interrumpirse la práctica de devolver un diezmo santo.
Lee Hebreos 7:2 al 10 ( CB ) . ¿En qué medida el análisis de Pablo sobre el diezmo que Abraham le dio a Melquisedec revela un significado más profundo del diezmo? ¿A quién le estaba diezmando realmente Abraham?
Así como el sábado es santo, así también el diezmo es santo. La palabra “santo” significa “apartado para uso sagrado”. El sábado y el diezmo están conectados de esta manera. Apartamos el día de reposo sabático como sagrado, como santo; y separamos el diezmo como la posesión sagrada de Dios, como algo santo.
“Dios ha santificado el séptimo día. Esa porción específica de tiempo puesta aparte por Dios mismo para el culto religioso, continúa siendo tan sagrada hoy como cuando fue santificada por primera vez por nuestro Creador.
“Asimismo el diezmo de nuestras entradas es ‘santo a Jehová’. El Nuevo Testamento no promulga de nuevo la ley del diezmo, como tampoco la del sábado, porque la validez de ambas se da por establecida y su profundo significado espiritual se considera explicado [...]. Mientras nosotros como pueblo procuramos firmemente dar a Dios el tiempo que él se ha reservado como suyo, ¿no le daremos también esa parte de nuestros recursos que él reclama?” (CMC 70).
¿Qué puedes hacer que te ayude a mantener vivo el reconocimiento en tu corazón y en tu mente de que tu diezmo en realidad es “santo”?